Sin embargo parece que todo no está tan claro.
Hace años se dice, de la mano de Levinas, que es clave que aprendamos que nada puede sustituir los encuentros reales entre personas. Cara a cara. Forjar un más sólido yo-tu en la línea de Buber.
Incluso el Papa Francisco ha dicho mucho acerca de la urgencia de redescubrir encuentros, abrazos, contactos.
En estos días me encontré con Brendan Myers. Un canadiense que, afín al neopaganismo y al neodruidismo, en sus obras se rebela contra el utilitarismo que sólo piensa el mal como el menor daño y considera sólo el valor de la reglas que facilitan la convivencia mínima en sociedad. Myers va más allá. Además de apostar por un clima moral más rico en sociedad, hace ver que hablar de carácter, identidad, autoconocimiento y convivencia son cuestiones que no pueden dejarse ni obviarse de modo alguno.Promotor de una ética de la virtud, deja claro que hasta para la salud resulta beneficioso un estilo de vida recto, en armonía con el medio y lleno de ricas relaciones.
Sería interesante vivir este ideal de encuentros reales y convivencias, ¿no creen?
En @EspacioAF se lee: "Brendan Myers nos recuerda algo que olvidamos a menudo: nuestras relaciones son de persona a persona. Esto implica que somos personas viéndose, oyéndose, tocándose y hablando unas a otras, y compartiendo cosas gracias a valores como la generosidad y la compasión".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario