domingo, 17 de marzo de 2019

Entre miedos y luces

Hoy la sociedad, el barrio, nosotros... estamos llenos de miedos. Miedos de diferentes colores, tamaños y temas pero miedos al fin.

Miedos de esos que llevan a la ansiedad y a temblar sin motivo. Miedos que nos hacen suponer mil cosas que, sin duda, empeoran el pánico cotidiano y que da a toda hora, a cualquier hora, cuando sea. A veces son miedos reales y otros provocados, sea por nosotros o bien por alguien que ama vernos sufrir a menudo y a profundidad.

En este domingo, las personas que asistan a la liturgia cristiana van a contemplar a un personaje donde se mezcla la fe, la lucha, el preguntarse y... el miedo.

Hoy Abrahám teme. En un monte, sólo, al fin del día, casi de noche. Allí siente terror.



Pero luego de que logra manejarlo tiene una ventaja... hay alguien que llega a animarle, a reconocerle su momento difícil y su valentía. Una presencia que acompaña. En fin, una luz en medio de la oscuridad.

Una luz como esa de la que hoy habla también Pablo y una luz como la que se desprende, como hoy también se hace ver, de Jesús en lo alto del Tabor.

Para superar los miedos hace falta no llevar la pena solos. Hay que dejarse acompañar y sobre todo, descubrir esa presencia que debe acompañar y animar, como ocurrió con el Patriarca de que nos habla Génesis... La idea es dar pasos, lograr llevar la ansiedad con ayuda y aplacar un poco la imaginación para que no empeore las cosas.

Se puede? Pues al menos, hay que intentarlo...


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