En estos días he tenido la ocasión de saber un poco más de Jan Patocka. Un filósofo checo que murió en 1977 luego de una bien montada "entrevista" que la policía comunista de entonces le realizó para obtener de él alguna información.
Este filósofo fenomenólogo era la cabeza visible de todo un movimiento que se oponía al totalitarismo que llenaba la vida de la Checoslovaquia de entonces.
Tuvo que enfrentar el totalitarismo nazi y el soviético. Y por ello es tan claro a la hora de defender las libertades y de hacer ver que no se puede vivir la vida sin tomar posiciones.
La indiferencia es nefasta. Obvio que provoca lo que provoca.
Pero tomar partido provoca consecuencias también. Y todo el que ha optado por causas difíciles lo sabe. Se trata de resistir a pesar de ello. Cómo de qué? Ataques, calumnias, muerte.
Extraordinario pensador que sólo pudo enseñar en la universidad por 7 años y vivió dando clases clandestinas en la sala de su casa.
Es, como vemos, el ejemplo de un filósofo comprometido con la realidad y que comprende su quehacer y reflexión de cara a la realidad para transformarla y ello a cualquier costo.
Para leer a P. Ricoeur sobre Patocka: Para saber más
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