miércoles, 26 de junio de 2019

Robert Kennedy

En estos días de un poco más de tiempo y de calor de verano, he mirado un poco la lista de las series y reportajes que ofrece Netflix. Ya pude dar un mirada a un reportaje sobre el Ché y realmente me pareció muy interesante y descubrí novedades acerca de este ícono del siglo pasado.

Ahora di un paso más y me encontré con una miniserie acerca de Robert Kennedy. Es cierto que un personaje y el otro no podían ser más diferentes pero el impacto ante lo que vi fue semejante.

Kennedy fue un personaje en el que hay como dos etapas aunque en ambas el mismo intenso sentido del deber y una labor diaria realmente cuasi-deportista y sin horario.

La primera etapa muestra a Bobby dedicado a su  formación y luego al servicio del gobierno de su hermano. Obviamente, este momento se cierra dramàticamente con la muerte de JFK.

En esta etapa encontramos al fiscal general duro y exigente y principal voz al oído del presidente de EEUU. Y siempre con un ritmo de trabajo casi super humano.



Luego del inicio de la presidencia de Johnson todo cambia. Y empieza la etapa segunda que está determinada por la decisión de Bobby de aspirar al Senado, su contacto con la realidad de un país en llamas y finalmente, su aspiración a la candidatura demócrata para 1968.

En este período segundo, Kennedy se muestra sorprendido y angustiado ante un país roto por el racismo, la guerra, la pobreza, la xenofobia y un largo etcétera. Se acerca a la vida de la gente, a los líderes del  momento tanto negros, como latinos y a los movimientos sociales. Se vuelva un convencido de que se deben dar cambios profundos si se desea combatir la violencia que hace casi ingobernable más de un estado.

En un ambiente así se inició la ruta de Robert Kennedy hacia la candidatura. Su muerte se da en plenas primarias, en concreto, en Los Angeles. Tremendamente duras y disputadas lucían. Más no tuvo ocasión de enfrentar a su contrincante sino en unos cuatro estados.



Realmente impresionan las ideas del útltimo Bobby, igual que el entusiasmo que provocaba en sus seguidores y la dureza contra él de sus adversarios. Aún hoy, como se deja ver en la miniserie, sus seguidores de entonces aún se rompen al pensar en aquel candidato de 46 años, lleno de energía y de deseos de cambiar la cosas, esperanza única en su momento. Aún hoy derraman abundantes lágrimas cuando lo recuerdan herido de muerte y sus últimas palabras: "¿todos están bien?"

Los invito a verla. Provoca y anima a la reflexión. RFK en Netflix. Miniserie

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