El incendio en la catedral de Notre Dame en París, accidente o atentado, obliga a pensar más allá de las pérdidas materiales obvias.
La historia de París ha girado en torno a este edificio. Pero igualmente, el desarrollo de todo lo que Francia ha aportado al mundo.
La han contemplado generaciones de hombres y mujeres, de universitarios, de comerciantes, de nobles y plebeyos, de ciudadanos, de pensadores.. en fin, todo tipo de personas y de todas las clases.
Ha pasado momentos difíciles. Desde guerras y revoluciones hasta giros en el pensamiento humano. Pero siempre ha estado allí y creo que seguirá estando por los siglos.
No solamente habla de fe, arte e historia, es reflejo plástico de los valores de la cultura de occidente. De valores universales. De realidades que desbordan límites o visiones opacas o miopes.
Hoy se ha dicho de todo. Por dicha imperó el sentido común y la inteligencia en lo que, al menos yo, he podido leer. Pero no han faltado increíbles y pobres notas que, más que del hecho y de la catedral, hablan de las personas que han escrito los despropósitos.
Ahora esperar la investigación, más reflexiones y reparar lo dañado. Ha sido mucho pero es más grande el espíritu de un pueblo que lo ha superado todo.
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